sábado, 26 de marzo de 2016

El carro del Fisco

Debates políticos encaminados en mantener la concepción marxista entre empresarios y trabajadores, ofensivas dirigidas a lo que parecen dos colectivos totalmente des estructurados. Sin embargo, lectores, la realidad es simple. Seguimos estando sentados en el gallinero, ante el plasma de nuestro salón. Curiosamente, todos dirigimos nuestro foco a la luz que ilumina a la figura o “al figura”, “la pose”, o “la foto”, y funciona, sigue funcionando en un contexto histórico totalmente diferente, se mantiene la misma línea de argumentación y la misma distracción.
La reforma laboral, abaratar el despido, disminuir la jornada de trabajo, flexibilizar el mercado laboral. Gloriosas y reputadas frases con las que nos brindan nuestros acrobáticos simpatizantes trapecistas.
El problema de todos nuestros conflictos se halla siempre en quién nos quita nuestro pan, para algunos el pan de hoy, para otros, el de mañana. A ese pan, lo pueden llamar seguridad, estabilidad, hogar y un largo etcétera de condiciones e inquietudes personales, sean las que sean. Pero el problema no está en que tiene trabajadores ociosos que no desean trabajar, ni empresarios que quieren hacerse ricos a su costa. Los problemas son otros, muchos otros, pero no éste, éste es el medio de distracción.
El sistema de recaudación actual se basa en obligar a la persona que desee trabajar por su cuenta a asumir el papel de Carro del Fisco. Como lo oyen, Carro del Fisco. Sobre esta persona recae la obligación de generar recibos salariales para sus trabajadores, sobre estos salarios debe asumir entre el 32 %- 40% de su salario, e  ingresarlo a la seguridad social mensualmente. Sobre este salario retener el famoso IRPF, e ingresarlo a Hacienda trimestralmente. Y estos trámites no son particularmente sencillos, requieren la asistencia de un asesor al que deben pagar la cuota convenida. Si no pueden pagar, pagan un 20% de recargo sobre las cuotas que deben servir para cubrir la asistencia sanitaria, el desempleo la formación profesional y las prestaciones de todos los ciudadanos. Si olvidan remitir e informar esos datos el pago es del 35%, sobre ese 40% que pagan más de su salario. En el caso del IRPF, presentar esa declaración trimestral supone una sanción fija de 150 euros. El impago de ese IRPF un 20% más los intereses. Un descuido en la declaración anual de sus trabajadores, conlleva una sanción de 10 euros por cada dato erróneo, con un mínimo de 300 euros.
Sistema de Recaudación posibles, miles, eficaces para el uso convenido, ninguno como este.  Sirva el sistema para ocultar lo que realmente es la ofensa, un coste de la seguridad social que oscila entre el 32% y el 40% del salario del trabajador a pagar por el empresario y del 0 al 45 % (en términos generales) a cargo del trabajador, que no olviden, retrae el empresario de su recibo salarial o nómina para abonarlo a Hacienda, y por su bien, en el plazo convenido.

El Carro del Fisco, broma de mal gusto de nuestros queridos “figuras”, para el trabajador su salario es bajo, para el empresario su coste es alto, la discusión está servida.

Jorge Carlos Aspas Anglada
Ilustración por David Valderrábano

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